Un nuevo estudio no encuentra evidencia que sugiera que comer la primera comida del día pueda ayudar con la pérdida de peso.
Cada día, personas de todo el mundo se sientan a la mesa para disfrutar de lo que muchos consideran «la comida más importante del día».
Las tradiciones de los desayunos varían: los de los Estados Unidos y el Reino Unido tienden a preferir los huevos y el tocino, mientras que los de Italia y Francia suelen preferir los croissants.
Independientemente de lo que la gente elija para desayunar, muchas personas ven esta comida como una parte esencial del día.
Esto se debe a que proporciona al cuerpo los nutrientes y la energía necesarios para comenzar el día. Dicho esto, el debate sobre el papel del desayuno en la salud ha sido continuo durante años.
Los mitos del desayuno desacreditados
Un nuevo estudio – cuyos hallazgos aparecen en el BMJ – no vio evidencia que apoye la idea de que desayunar es una buena estrategia para perder peso, o que saltarse el desayuno tiene el efecto opuesto.
Algunos estudios previos han sugerido que desayunar puede ayudar a una persona a mantener un peso saludable. Un equipo de investigadores japoneses, por ejemplo, encontró que saltarse el desayuno estaba más fuertemente relacionado con la obesidad que cenar dentro de las 3 horas de acostarse.
Sin embargo, se deben interpretar estos hallazgos con cautela debido a las limitaciones de los estudios. Por ejemplo, los investigadores no tomaron en cuenta los tipos de alimentos que la gente consumía para el desayuno. El estilo de vida y la elección de alimentos individuales juegan un papel importante en el control del peso.
Para averiguar más sobre los vínculos entre el desayuno y el cambio de peso, un equipo de investigadores de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia, analizó 13 ensayos controlados aleatorios, la mayoría de ellos de EE. UU. y del Reino Unido, de los últimos 28 años.
Los hallazgos desmienten dos mitos:
En primer lugar, no encontraron evidencia que sugiera que desayunar puede ayudar a perder peso debido a la quema eficiente de calorías al principio para evitar comer en exceso más tarde en el día.
En segundo lugar, encontraron que saltarse el desayuno no estaba relacionado con que la gente se sintiera más hambrienta.
No hay un enfoque único para todos los casos
Los participantes eran desayunadores habituales y no habituales con diferentes pesos corporales. El equipo halló que la ingesta energética diaria total era mayor en las personas que desayunaban que en las que se saltaban el desayuno. Además, las personas que se saltaban el desayuno eran, en promedio, 0.44 kilogramos (0.97 libras) más livianas.
Algunos ensayos se centraron en los efectos de comer o de saltarse el desayuno y en cualquier cambio en el peso corporal. Otros observaron el impacto que tiene el desayuno en la ingesta diaria de energía. Dada la calidad variable de los estudios, los autores del estudio advierten que debemos interpretar los hallazgos con cautela.
A pesar de algunas limitaciones, los autores del estudio explican que la evidencia recopilada por todos los estudios realizados hasta la fecha no apoya las dietas para adultos que incluyen el desayuno como una buena estrategia para perder peso. Los autores concluyen:
«Aunque desayunar regularmente podría tener otros efectos importantes, es necesario tener cuidado al recomendar el desayuno para la pérdida de peso en adultos, ya que puede tener el efecto contrario».
En un artículo de opinión relacionado con el estudio, Tim Spector, profesor de epidemiología genética del King’s College London del Reino Unido, nos recuerda que comer o saltarse el desayuno puede tener efectos diferentes en diferentes personas porque todos tenemos un metabolismo único.
Él dice, «No hay una’talla única’, y las pautas dietéticas prescriptivas de lento movimiento llenas de información errónea parecen cada vez más contraproducentes y restan importancia a los mensajes de salud».
«Mientras se espera que las pautas cambien, no se puede hacer ningún daño al probar sus propios experimentos personales para saltarse el desayuno», concluye el Prof. Spector.