Una nueva investigación encuentra que la deficiencia de vitamina D afecta un tipo de «andamiaje» cerebral que apoya a las neuronas. Este hallazgo podría llevar a nuevas terapias para los síntomas neurológicos de afecciones de salud mental como la esquizofrenia.
La vitamina D, a la que la gente a veces se refiere como la «vitamina del sol», es necesaria para mantener los huesos sanos. También beneficia al sistema inmunológico y cardiovascular, así como a la función endocrina.
Por ejemplo, la investigación ha sugerido que la insuficiencia de vitamina D puede comprometer el sistema inmunológico, aumentar el riesgo de hipertensión y afectar negativamente la secreción de insulina en personas con diabetes tipo 2.
Los estudios más recientes se han centrado en la posible relación entre la vitamina D y la salud cerebral. Por ejemplo, un estudio reciente sobre el que informó Medical News Today reforzó la noción de que podría haber una asociación entre la deficiencia de vitamina D y un mayor riesgo de esquizofrenia.
Otros estudios han demostrado que privar a los roedores de mediana edad de vitamina D los ha llevado a desarrollar daño cerebral y a rendir menos en las pruebas cognitivas. Los investigadores también han encontrado que las personas que sobreviven a un paro cardíaco repentino tienen menos probabilidades de recuperar la función cerebral si tienen niveles bajos de vitamina D.
Un nuevo estudio profundiza en este vínculo entre la vitamina D y la función cerebral para encontrar una posible razón por la cual el nutriente podría ser clave para la función de la memoria.
Thomas Burne, profesor asociado del Instituto del Cerebro de la Universidad de Queensland en Santa Lucía, Australia, dirigió la nueva investigación. Burne y sus colegas publicaron sus hallazgos en la revista Trends in Neurosciences.
Reducción del «andamiaje» del cerebro
Burne explica la motivación del estudio, diciendo: «Más de mil millones de personas en todo el mundo están afectadas por la deficiencia de vitamina D, y existe una relación bien establecida entre la deficiencia de vitamina D y la cognición deficiente».
«Desafortunadamente, no se comprende bien cómo la vitamina D influye en la estructura y función del cerebro, por lo que no está claro por qué la deficiencia causa problemas».
Para determinar el mecanismo subyacente, Burne y sus colegas privaron a ratones adultos sanos de vitamina D en la dieta durante 20 semanas, después de lo cual utilizaron pruebas para compararlos con un grupo de ratones de control.
Las pruebas cognitivas revelaron que los ratones que carecían de vitamina D eran menos capaces de aprender cosas nuevas y recordar en comparación con los ratones del grupo de control.
Los escáneres del cerebro de los roedores mostraron una reducción de las llamadas redes perineuronales en el hipocampo – el área cerebral que es clave para la formación de la memoria.
Las redes perineuronales actúan como «andamios» en el cerebro. «Estas redes forman una malla fuerte y de apoyo alrededor de ciertas neuronas, y al hacerlo, estabilizan los contactos que estas células hacen con otras neuronas», explica Burne.
El investigador continúa informando que, «También hubo una fuerte reducción tanto en el número como en la fuerza de las conexiones entre las neuronas en[el hipocampo]».
Aunque el estudio no estableció firmemente este mecanismo, los investigadores piensan que la deficiencia de vitamina D hace que las redes perineuronales sean más vulnerables a la acción degradante de las enzimas.
«A medida que las neuronas del hipocampo pierden sus redes perineuronales de apoyo, tienen problemas para mantener las conexiones, y esto finalmente lleva a una pérdida de la función cognitiva», dice Burne.
El autor también cree que el deterioro de la función cerebral en el hipocampo puede contribuir a algunos de los síntomas de la esquizofrenia, como la pérdida de memoria y las distorsiones cognitivas.
«El siguiente paso es probar esta nueva hipótesis sobre la relación entre la deficiencia de vitamina D, los mosquiteros perineuronales y la cognición», dice Burne. El investigador tiene esperanzas sobre las implicaciones terapéuticas de los hallazgos de su equipo.
«También estamos particularmente emocionados de haber descubierto que estas redes pueden cambiar en ratones adultos. Espero que como son dinámicos, haya una posibilidad de que podamos reconstruirlos, y eso podría preparar el terreno para nuevos tratamientos».