La vaginosis bacteriana es una inflamación vaginal. Es causada por el crecimiento excesivo de bacterias que se encuentran naturalmente en la vagina como la Gardnerella vaginalis y Atopobium vaginae, son bacterias que mayormente proliferan, provocando la ausencia de lactobacilos, estos son los microorganismos beneficiosos que mayormente componen la flora vaginal.
Puede afectar a cualquier mujer sin importar su edad o el hecho de ser o no sexualmente activa.
La vaginosis bacteriana no se considera una infección de transmisión sexual (ITS) ya que no se transmite al tener contacto sexual con alguien afectado por ella.
¿Qué causa la vaginosis bacteriana?
Los expertos aún no determinan lo que exactamente causa la vaginosis bacteriana, pero si han descrito algunos factores de riesgo o propensión como y la ausencia natural de lactobacilos, el uso del Dispositivo Intrauterino (DIU), la frecuencia en el uso de duchas vaginales.
Igualmente las estadísticas muestran mayor propensión a desarrollarla cuando se tienen múltiples parejas sexuales o una nueva pareja sexual.
Sintomatología
Aunque algunas mujeres pueden tener la enfermedad sin presentar ningún signo ni síntoma, los más comúnmente descritos son: Secreción vaginal delgada pero espesa de colores gris, verde o blanco.
La vagina suele desprender un olor fétido que muchos relacionan con el olor que emite el pescado. De igual forma la vaginosis genera prurito vaginal intenso. El ardor y dolor al orinar se manifiesta en forma frecuente durante la infección.
¿Cómo se previene?
Aunque no se trata de una ITS se recomienda limitar el número de relaciones sexuales y parejas sexuales, además de usar métodos anticonceptivos de barrera.
Es importante paralizar las duchas vaginales y el uso de cualquier otro producto que altere el equilibrio de la flora vaginal como jabones comunes, jabones, desodorantes, tampones o toallas higiénicas perfumadas o de uso diario.
¿Cómo saber si se tiene una vaginosis bacteriana?
El médico especialista debe realizar un examen físico del área, además de tomar una muestra de la secreción vaginal y estudiarla.
Aplicar el test de Amsel es una opción, este estudia si el pH vaginal supera los 4,5, también estudia el mal olor de la secreción vaginal añadiendo a la muestra hidróxido potásico al 10%, si el aumento del flujo está presente y además hay células infecciosas en él el diagnostico será confirmado.
Otro test es el de Nugent, determina la cantidad de morfotipos propios de la vaginosis bacteriana. Se basa en una puntuación que se le aplica a la observación microscópica del flujo vaginal, si la puntuación oscila entre 0 y 3, se considerará como microbiota habitual; si se encuentra entre 7 y 10 se confirmara como positiva la sospecha de una infección de vaginosis bacteriana.
¿Cómo tratar la vaginosis bacteriana?
Antibióticos y antisépticos de amplio espectro, aunque pueden tener un limitado espectro de acción se suelen recetar para minimizar las bacterias invasoras. Tratamiento
Metronidazol, Tinidazol y Clindamicina suelen ser los medicamentos más indicados. Metronidazol, la medicación puede tomarse forma oral, o usarse en forma de gel, crema u óvulos, estos tres últimos se colocan directamente en la vagina.
El Metronidazol es un antibiótico que combate las bacterias. Tinidazol, se toma solo por vía oral. Tinidazol es un antibiótico que combate la infección bacteriana. Clindamicina, el medicamento está disponible en de crema que se introduce en la vagina. Tiene la misma acción bactericida que el metronidazol.
Generalmente no se necesita tratar a la pareja sexual masculina de una mujer infectada, pero si a las parejas sexuales femeninas
Aunque el tratamiento produce alivio bastante pronto es importante no interrumpir el tratamiento ya que genera riesgo de recurrencia de la afección.
Cuida la higiene íntima, durante la menstruación el cambiar las toallas o tampones con cambia con frecuencia ayudará a no alterar el pH vaginal.
Algunas consecuencias a la salud
Aunque la vaginosis bacteriana no causa complicaciones comúnmente, estas podrían presentarse: Enfermedad inflamatoria pélvica, si la infección bacteriana sube e infecta del útero y las trompas de Falopio.
También crea susceptibilidad a las infecciones de transmisión sexual como el virus del herpes simple, la clamidia o la gonorrea, e incluso VIH. Si el paciente ya tiene VIH, la vaginosis bacteriana incrementa las probabilidades de contagiar a la pareja.
La vaginosis bacteriana puede generar complicaciones después de una cirugía ginecológica., pues aumenta el riesgo de contraer una infección postquirúrgica después de procedimientos como la histerectomía, cesárea o legrado.
En las mujeres en gestación pudiera provocar el nacimiento prematuro del bebé.
Una infección que puede ser recurrente
Es común que la vaginosis bacteriana reaparezca, puede pasar entre 3 a 12 meses, a pesar del tratamiento.
La vaginosis bacteriana puede ser recurrente o crónica, por lo que los medicamentos pueden eliminar la infección, pero esta regresa nuevamente después de algunos días o semanas. Generalmente pasa previo o posterior a la menstruación, o luego de tener relaciones sexuales.
Aproximadamente el 50% de quienes padecen vaginosis bacteriana son recurrentes en la infección, lo que causa desesperación y frustración ya que los síntomas son muy incómodos
En esta circunstancia se deberá crear un plan de tratamiento y seguimiento continuo. La repoblación natural de lactobacilos, se ve retrasada y notoriamente afectada muchas veces, por el uso del mismo antibiótico prescrito para su tratamiento.
Los lactobacilos son un tipo de bacteria amigable o saludable, se encuentran en alimentos como el yogur y en suplementos dietéticos.
Generalmente, los lactobacilos se ingieren para el tratamiento de aumento de sus conteo en la flora genital además de intestinal aunque no existe buena evidencia científica para apoyar estos usos no está ausente del todo.
Algunos investigadores han descubierto que los supositorios de lactobacilos y los óvulos vaginales que se componen de ellos, podrían ser eficaces para el tratamiento de la vaginosis bacteriana.
Al igual que la ingesta de yogur o el uso de óvulos vaginales que contienen lactobacilos pueden prevenir la recurrencia de estas infecciones.
Ante la vaginosis bacteriana es necesario consultar con el especialista de salud antes de iniciar por cuenta propia cualquier tratamiento. Debe valorara la sintomatología, aplicar los estudios correspondientes para así indicar el tratamiento adecuado acorde al nivel en el que está de infección.