La conocida “edad ósea” es algo que no siempre se relaciona directamente con la edad real de los niños. Este es uno de los principales motivos por los cuales ciertos niños son más altos o bajos que otros con respecto a su edad y no solo van a depender de la hormona de crecimiento.
La velocidad con la que crece la estructura ósea realmente no sigue un patrón fijo y puede llegar a variar en las personas. Se tiene la creencia de que tal ritmo de crecimiento viene a ser una característica hereditaria, ya que muchos padres que se preocupan por la estatura de sus hijos, llegan a sorprenderse por la aparición de un desarrollo tardío. Esto ocurre muy seguido hasta el punto en que llegan a recordar que ellos mismos experimentaron estos patrones de desarrollo tan similares.
El desarrollo óseo y su influencia en el crecimiento de los niños
Para saber si la edad ósea de un niño ha sido adelantada o retrasada, un pediatra endocrinólogo tiende a solicitar la realización de radiografías de muñeca y de mano. Con esta evaluación médica, indolora y con baja radiación, es posible si la edad de la estructura ósea corresponde con la verdadera edad de la persona. De tal manera es que resulta posible estimar cuanto se va a seguir desarrollando el infante.
Con este estudio es posible observar los extremos de las manos que son conocidos como “placas de crecimiento”, básicamente cartílagos que contienen células responsables del desarrollo de los huesos en los pequeños. Mientras más se desarrolla el niño, menor va a ser esta placa de crecimiento, es decir, hay menor cantidad de cartílago disponible. En el momento en que los cartílagos se han cerrado, ya el hueso no es capaz de estirarse más.
Por medio de la estimación de la edad ósea es que resulta posible predecir de forma aproximada los siguientes datos:
- ¿Qué altura podrá alcanzar?
- ¿Por cuánto tiempo más va a crecer el niño?
- ¿En qué momento entrará en la pubertad el niño?
¿En qué se basa el ritmo de crecimiento de los niños?
El desarrollo de un niño, así como sus picos de crecimiento observados cuando se da el “estirón” a veces provocado por la somatropina, son aspectos que se pueden clasificar en cuatro períodos diferentes:
- Primera etapa o lactancia.
- Edad preescolar.
- Niñez o período medio.
- Pubertad o adolescencia.
En el primer año de vida, el ritmo de desarrollo es bastante peculiar, tanto que los bebés crecen hasta 25 centímetros, poco más de la mitad de lo que medía en su nacimiento.
Durante la pubertad, este pico se genera aproximadamente a los 12 años de edad en las niñas y a los 14 en los niños, llegando a ser hasta el 20% del desarrollo total. Aunque en ambos sexos se presentan diferencias que llegan a marcar la estatura final, pues el desarrollo en niñas es más intenso y breve, mientras que en niños es prolongado y gradual. Por ello, al final los niños superan normalmente en talla a las niñas por un promedio de 13 centímetros.
Según el crecimiento hormonal, además de la talla, la masa corporal también se ve duplicada. Llegando así al punto en que los niños son quienes desarrollan hasta el doble de musculatura y estructura ósea que las niñas, siendo ellas quienes pasan a acumular una cantidad de grasa muy superior.