noviembre 29, 2024
control de la miopía

Cada vez más padres eligen el control de la miopía

A todos los padres les preocupa la visión de sus hijos. Tener que llevar gafas no es fácil para los niños y en muchas ocasiones una visita al optometrista marca un antes y un después en la vida cotidiana de los niños. Habitualmente los padres de niños miopes recurren a las gafas para corregir la vista de sus hijos, que más adelante optan por las lentillas y en los casos en los que es posible, a la cirugía láser.

Con frecuencia, lo que comienza siendo una miopía muy leve, aumenta en la adolescencia hasta alcanzar un número de dioptrías que hacen muy difícil la vida cotidiana sin recurrir a gafas o lentillas. Este aumento podría evitarse gracias al control de miopía, que permite prevenir su avance entre los 7 y los 17 años. Un método al que cada vez más padres recurren para prevenir esta patología visual en sus hijos.

El aumento de la miopía: un problema para los niños

Nunca ha habido tantos niños miopes como en la actualidad. Esta alta incidencia de la miopía infantil se debe sobre todo a los cambios en el estilo de vida. La falta de actividades al aire libre y el uso diario de pantallas y dispositivos móviles, son algunos de los factores determinantes. 

Pero, ¿cuánta miopía es demasiada? Se habla de una miopía leve cuando es necesaria una graduación de entre -0,5 y -3 dioptrías. La miopía moderada oscila entre las -3 y -6 dioptrías en cuyo caso se necesitaría una corrección ocular para poder llevar a cabo la mayoría de las actividades que se practican durante el día. La miopía grave es la que padecen las personas que tienen entre -6 y -8 dioptrías. Y, por último, la miopía magna está por encima de las -8 dioptrías y es una patología irreversible que puede llegar a provocar desprendimiento de retina o ceguera. Muchas personas con miopías graves empezaron teniendo una miopía leve o media que fue aumentando progresivamente, de ahí que sea crítico controlar la miopía en los niños, cuando aún desconocemos cuál va a ser su evolución.

Según el último informe publicado por la asociación Visión y Vida sobre la prevalencia de la miopía en los jóvenes en España, se estima que para el 2050 la mitad de la población padecerá esta patología visual. Según este informe, las nuevas generaciones se diferencian de la de sus padres por tener mayor graduación a una edad más temprana (7-12 años). Y su miopía aumenta a un ritmo mayor (en torno a las -0,75 dioptrías anuales), de manera que, en su etapa universitaria, tendrán una miopía mayor que la que tuvieron sus padres con su edad. Se prevé que, si la miopía de los nativos digitales sigue desarrollándose sin un control, en muchos casos podría llegar a situaciones de riesgo con miopías por encima de -6 dioptrías.

¿Cómo podemos prevenir el aumento de la miopía?

Aunque existen fármacos como la atropina para el control de la miopía, los tratamientos ópticos con mayor eficacia y evidencia científica y que además permiten tener buena visión son la Ortoqueratología, también conocida como Orto K y las lentes de contacto blandas de doble foco. La ortoqueratología, que está ganando el favor de miles padres de niños miopes, no solo sustituye al uso de gafas o lentillas convencionales para corregir la miopía de sus hijos, sino que además, es un eficaz método de control, que consigue ralentizar su aumento en un 32–63%.

En el centro especializado en el control de miopía y contactología avanzada, Avanlens, nos explican el funcionamiento de Orto K «consiste en la utilización de lentillas especiales para uso nocturno, indicadas tanto para niños desde los 6 años como para adultos. Los usuarios de Orto K usan las lentillas para dormir con ellas. Mientras dormimos, la capa más externa del ojo se adapta suavemente a la forma de la lente y este pequeño cambio de curvatura permite que al despertar y retirar las lentillas, se pueda disfrutar de una vista totalmente normal durante todo el día, sin gafas ni lentillas. Para explicarlo de una manera sencilla podemos decir que es como una ortodoncia de la vista, con la que dormimos y cuyo efecto permanece durante el día entero hasta la noche siguiente».

Este método resulta muy práctico para poder disfrutar en libertad de cualquier actividad sin los inconvenientes de las gafas o las lentes de contacto tradicionales.

No hay que olvidar que, aparte de la cuestión estética, la pérdida o rotura en el caso de las gafas, o los continuos cuidados que requieren las lentillas tradicionales, son una problemática habitual en el caso de los niños. Con las lentes Orto K, no sucede lo mismo. Aunque también es necesario mantener unos hábitos de higiene como con el uso de cualquier otra lentilla, al utilizarse durante las horas de sueño, los niños pueden despreocuparse por completo durante el resto del día. 

¿Adiós a las gafas infantiles?

Para Elizabeth Kao, autora del blog Motherkao, donde relata la experiencia de su propio hijo de 8 años con la Ortoqueratología, su bienestar era lo único fundamental. Tras una vida sufriendo la miopía tenía claro que no quería que su hijo pasase por lo mismo: «Cuando me enteré de que existía este método y que podría haber sido mi solución para ver bien de niña, me hizo «gritar» a mi madre, con 29 años de retraso: “Mamá, si te hubieras enterado de esto, yo habría vivido mucho mejor». No estaba segura de si esta era una buena solución para mi hijo, porque le encanta frotarse los ojos. O si sería una molestia a la hora de despertarse para un niño que se prepara en tan solo cinco minutos para ir al colegio. Hasta que hablé con tres de mis primos que la venían usando desde hace 20 años, y me contaron cómo les había liberado, haciendo su vida más fácil y controlando su miopía durante todos estos años»

Para muchos padres es muy importante que sus hijos no tengan que usar un corrector “físico” como las gafas. Hoy por hoy, las gafas son el método de corrección visual más utilizado: se estima que unos 25 millones de españoles las eligen como primera opción para cuidar de su salud visual, muchos de ellos niños. En su caso, conlleva la renuncia a la libertad para correr, hacer deporte o nadar sin trabas, además del correspondiente efecto negativo para su autoestima.

“Lo último que yo hubiera querido es ver a mi hijo sufrir la misma angustia que yo tuve que pasar. A partir de los 7 años, mi miopía y astigmatismo fueron aumentando progresivamente de seis en seis meses. Y no había nada que hacer para conseguir que aquello dejara de empeorar. 

Cada año que transcurría, mis gafas aumentaban de grosor. Y así fue mi triste historia en la lucha contra la miopía, que duró desde los 7 hasta los 23 años. Era penoso, ¡menuda época!

Pero bueno, después de esta terrible experiencia con mi mala visión (hasta que una palabra de cinco letras -ORTOK- cambio mi vida…) estaba decidida a que no le pasara lo mismo a mi hijo Ben”, nos cuenta Elisabeth Kao. 

Nuestros especialistas en contactología avanzada de Avanlens, nos explican que, en contra de lo que se cree, el uso de lentillas no solo es un método seguro, sino que no es ningún reto para los niños: “Aunque se suele asociar con la adolescencia, lo cierto es que muchos niños son usuarios de lentillas. Para sus padres, Orto K es una ventaja que les permite el control de las rutinas antes de dormir y al despertar, igual que el cepillado de los dientes. Además, cuando están en el cole no tienen que preocuparse porque es justo cuando no llevan las lentillas puestas”.

Por esta razón, son cada vez más los padres que eligen la Ortoqueratología para el control de la miopía de sus hijos. “Cada vez vienen más padres que han oído hablar de Orto K y del control de miopía. No siempre saben exactamente en qué consiste, pero lo que realmente les motiva es la idea de que podrían estar haciendo algo más para prevenir el aumento de la miopía de sus hijos y no lo están haciendo”.

Orto K: Un método tres en uno: Control, prevención y buena vista 

¿Y qué opinan los especialistas sobre Orto K? Según el Consejo General de Ópticos y Optometristas, las lentes Orto K son el medio no invasivo más indicado para desacelerar la progresión de la miopía y otros defectos visuales en niños en edad escolar. Los expertos en oftalmología pediátrica afirman que la detección precoz de las patologías visuales determina el éxito de los tratamientos. Según este organismo, la mitad de los niños que necesitan corregir su visión no utilizan ningún método de corrección porque sus padres desconocen el estado de su salud visual. 

Es importante hacer especial hincapié en que los problemas de visión pueden afectar al crecimiento y desarrollo de un niño si no son diagnosticados a tiempo, por eso los especialistas en salud visual recomiendan que la primera revisión sea a los 3 o 4 años, cuando la miopía ya puede detectarse. Los padres que optan por el control de la miopía además están abordando el problema desde la prevención. Tal y como afirman nuestros especialistas: “no sólo es imprescindible un estudio personalizado en el que se analice la historia clínica en lo referente a agudeza visual, refracción y otros aspectos médicos. Las aficiones, estilo de vida y preferencias personales, también deben ser tenidas en cuenta. Sólo un buen diagnóstico que considere todos los factores será capaz de determinar el mejor tratamiento”.  El 80% de la información que recibimos, lo hacemos a través de los ojos. Acudir al menos una vez al año a un especialista en oftalmología pediátrica es fundamental para el control de la miopía. 

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