El tratamiento del vértigo depende estrictamente de las causas que lo originan. Para determinarlo, es importante acudir a una consulta médica y recibir el diagnóstico certero de un profesional. Cada caso es único, por lo que las maneras de proceder son distintas, sin embargo, conocer sobre el vértigo también puede ayudar a identificar el problema.
La valoración para el tratamiento del vértigo es una de las consultas más comunes que atienden los médicos. Aunque esta afección solo ataca al 1% de la población, representa el 15% de las motivaciones de las personas para acudir a evaluaciones neurológicas.
El tratamiento del vértigo dependerá del cuadro que presente cada persona, pues esta es una enfermedad que puede ser causada por distintos motivos. De hecho, según sea el caso y dependiendo de los resultados de la evaluación inicial, en los servicios de urgencias suelen derivar a los pacientes a un otorrino, o bien a un neurólogo, dos disciplinas que tratan problemas completamente diferentes.
Aunque en pocas ocasiones un paciente con vértigo suele tener alguna enfermedad grave, resulta ser una afección bastante molesta y las personas que la padecen suelen desesperarse por encontrar un tratamiento oportuno.
¿Qué es el vértigo?
La palabra vértigo proviene de la raíz latina “vertere”, la cual significa girar. Se trata de una ilusión de movimiento o giros subjetiva, que no puede medirse, lo cual lo convierte en un síntoma complejo. Puede originarse por muchas causas, que pueden ser determinadas por un profesional tras un examen físico, esta es la única manera de definir el tipo de mareo de cada paciente.
Muchas veces la sensación de vértigo verdadero se confunde con la de síncope, aturdimiento y desequilibrio. Es necesario hacer hincapié en este aspecto para encontrar un tratamiento adecuado que garantice una mejor calidad de vida al paciente.
Las personas que presentan vértigo sienten que giran en torno a ellos mismos o experimentan una percepción de precipitación al vacío. En algunas personas, estos síntomas vienen acompañados de náuseas, vómitos, sudoración, palidez e impresión de desmayo inminente. Este trastorno puede afectar a cualquiera, pero suele manifestarse mayoritariamente entre los 40-50 años.
El vértigo puede ser momentáneo o durar horas, incluso días. Todo dependerá de la causa que origine esta sintomatología.
Causas del vértigo
La sensación de movimiento e inestabilidad puede ocurrir por diversas causas, pero las más frecuentes son las que identifican a los tipos de vértigo más comunes. Cuando un paciente presenta estos signos lo primero que se hace es descartar si la causa es central o periférica, el resultado determinará el tipo de tratamiento a emplear.
Estos son los dos tipos de vértigo más comunes que presentan los pacientes que acuden a una consulta médica.
Vértigo periférico
El vértigo periférico se origina por un problema en el oído interno, donde se controla el equilibrio. El problema suele estar relacionado con el área del laberinto vestibular o involucrar también al nervio vestibular. Es una de las causas de mareos rotatorios en al menos el 80% de los afectados. Otras causas a las que está asociado, son lesiones o traumatismos del peñasco temporal, neuronitis vestibular o laberintitis.
La sensación que experimentan las personas con este tipo de vértigo es rotatoria y aparece en forma de crisis, prevalece incluso cuando los ojos están cerrados. Los síntomas de uno de estos episodios suelen ser breves pero intensos. En casos agudos, puede llegar a ser incontrolable a nivel visual y ocasionar náuseas y vómitos. También es frecuente que aparezcan zumbidos en los oídos o ligera pérdida de audición.
El diagnóstico de vértigo periférico se confirma con el signo característico del movimiento involuntario de los ojos, mejor conocido como ‘nistagmus’. En otros casos, también puede originarse como efecto secundario de algunos antibióticos aminoglucósidos, diuréticos o salicilatos o la enfermedad de Ménière.
Vértigo central
El vértigo central se ocasiona por alteraciones a nivel de cerebro, tronco encefálico y cerebelo. Es el menos común de todos y puede aparecer como síntoma de enfermedades degenerativas, como en el caso de la esclerosis múltiple. También está relacionado con lesiones de ocupación de espacio, como quistes o tumores cerebrales.
En cuanto a síntomas, el vértigo central presenta una mayor sensación de inestabilidad, pero menos rotación. No suele haber ninguna alteración a nivel auditivo o ningún otro signo neurológico. Las manifestaciones suelen presentar una aparición gradual e intermitente, por lo que puede confundirse con el tipo periférico en sus inicios. Es la continuidad de los malestares que indican un trastorno del sistema nervioso central.
Tratamiento para el vértigo
Como ya se ha indicado anteriormente, el tratamiento del vértigo depende únicamente de las causas que lo originan. Por esta razón, es fundamental consultar con un médico, para que este determine el tipo de atención necesaria, según la gravedad del caso. Estos síntomas pueden ser tratados por un otorrinolaringólogo, neurólogo o algún otro especialista.
Como existen marcadas diferencias entre el vértigo periférico y central, es el médico quien debe poner en perspectiva los síntomas para el diagnóstico preciso que lleve al tratamiento adecuado. Cuando las causas son de origen periférico, los especialistas suelen recetar sedantes vestibulares y antieméticos, mientras el paciente tenga náuseas o vómitos, pero de igual manera este debe ser prescrito por un profesional.
En casos severos, también es recomendable reposar con los ojos cerrados en un espacio con mínimo ruido ambiental.
Aunque es poco frecuente que el vértigo tenga que ver con enfermedades muy graves, es importante acudir al médico de inmediato si además de la sensación de movimiento, el paciente llega a presentar los siguientes síntomas:
- Dolor de cabeza muy fuerte.
- Fiebre.
- Problemas graves de visión.
- Pérdida auditiva total.
- Dificultad para gesticular palabras.
- Debilidad en extremidades.
- Desmayos.
- Sensación de hormigueo en el cuerpo.
Tanto el tratamiento del vértigo como el de cualquier otra patología, es algo que debe tomarse en serio. Ante la aparición de síntomas reiterados, lo primero que se debe hacer es acudir a una consulta médica para encontrar una verdadera solución al problema. Estar bien informado sobre esta afección también puede resultar de gran ayuda a la hora de afrontar la evaluación de los doctores.