Aunque no seamos conscientes de ello, estamos expuestos a cientos de microorganismos patógenos cada día. Por suerte, hay laboratorios que se encargan de producir aditivos antibacterianos para incorporarlos a distintos productos, ya sean cosméticos, farmacológicos, o industriales. Gracias a estos componentes químicos el crecimiento de bacterias y hongos queda inhibido protegiendo así nuestra salud.
Estos aditivos pueden ser de dos tipos: bactericidas y bacteriostáticos. Los primeros tienen por objetivo eliminar todo tipo de bacterias, los segundos lo que hacen es impedir su crecimiento. Además, estos guerreros contra las bacterias pueden estar elaborados a partir de compuestos orgánicos o inorgánicos, pero, sea como fuere su función es crear entornos más saludables.
Por otro lado, también hacemos usos de otros compuestos de los que no somos conscientes. Estos compuestos son los ingredientes antimicrobianos, que están presentes en las fórmulas farmacéuticas, cosméticas y en todo tipo de productos industriales. Estos ingredientes también eliminan las bacterias, los hongos y todo tipo de actividad vírica.
¿Qué función tienen?
Tanto los aditivos antibacterianos (en inglés antimicrobial additives) como los ingredientes antimicrobianos están presentes en multitud de artículos que utilizamos cada día. Desde la pasta de dientes, hasta el desodorante, pasando por el cuidado de la piel, los apósitos, las gotas oftalmológicas y nasofaríngeas, así como el tratamiento en sprais de heridas y quemaduras.
En el sector industrial se utilizan para todo tipo de productos, desde adhesivos, sellantes y masillas; hasta cerámicas, pinturas y recubrimientos. También en todo tipo de materiales plásticos incluyendo los pañales para bebés. Estos compuestos son capaces de reducir la carga vírica y bacteriana en un 99,95%, una cifra que nos garantiza la protección de nuestra salud.
Y es que a medida que el mundo se vuelve cada vez más higiénico, al menos en el primer mundo, las encuestan demuestran que 9 de cada 10 consumidores buscan productos con tecnología antimicrobiana, sobre todo después de la pandemia global. En este sentido, los aditivos antimicrobianos trabajan las 24/7 para reducir las bacterias casi al 100%.
Además, la capacidad de estos componentes para minimizar la colonización microbiana, también reduce la posibilidad de olores desagradables, lo que implica un mayor ciclo de vida del producto. Por otro lado, se trata de aditivos seguros para su uso, pues están presentes incluso en los juguetes para bebés, utensilios de cocina y accesorios para el baño.
Los beneficios que se consiguen con estos aditivos e ingredientes son múltiples, de ahí que tanto la industria farmacéutica como todo tipo de fabricantes los incluyan en la formulación y elaboración de sus productos y artículos. A continuación, se enumeran las principales ventajas que aportan:
- Reducción casi por completo de las bacterias causantes de enfermedades e infecciones
- Inhibición del crecimiento de moho y hongos
- Eliminación de las bacterias que causan manchas y olores
- Eliminación de las bacterias y los hongos que se alimentan de los plásticos y sus aditivos
- Hacer todo tipo de productos y artículos mucho más seguros
No es de extrañar que desde las instalaciones sanitarias, hasta las escuelas y oficinas, hagan uso de estos aditivos beneficios. Sin duda las plantas de procesamiento de alimentos son el lugar donde más se usan estos ingredientes antimicrobianos, pero también en otro tipo de instalaciones, fábricas y construcciones donde se desarrolla la vida humana.
Resumen de uso de los aditivos antibacterianos
Los antibacterianos se utilizan en una amplia gama de materiales como ya se ha comentado, pero concretamente están presentes en: todo tipo de polímeros (PE, PP, PVC, GPPS, HIPS, ABS, PC, PA, PET, etc.); todo tipo de procesos industriales; textiles, sobre todo en la última fase de producción de tejidos y no tejidos. Hay que tener en cuenta que los aditivos antibacterianos pueden incorporarse en todo tipo de fibras: lana, algodón, nylon, acrílico, poliéster, etc. Pero, no solo los textiles lo utilizan, sino también el papel, la cerámica, los selladores y adhesivos, el cuero, los laminados, los productos compuestos de piedra, y un sinfín de materiales más.
No es de extrañar que los laboratorios inviertan mucho tiempo y dinero en investigación y desarrollo de estos aditivos e ingredientes. En el caso de los antibacterianos, los más efectivos son los derivados de materias inorgánicas basadas en plata o cobre, puesto que aportan propiedades antimicrobianas a más largo plazo. Esta durabilidad es mucho mayor que si se utilizan agentes antibacterianos orgánicos como la lejía o el alcohol. Por otra parte, los aditivos a base de plata, combaten una amplia gama de bacterias, hongos e incluso virus, estando su efectividad totalmente demostrada. Por tanto, aunque no seamos conscientes de su existencia, contamos con compuestos que nos protegen.
Esta protección no sería posible sin la labor de investigación de numerosos científicos que cada día dedican su tiempo y energías a descubrir compuestos más efectivos y seguros, garantizando así la higiene y la salud, tanto del entorno, como de las personas que lo habitan.