Las empresas socialmente responsables han demostrado un gran compromiso hacia la protección de sus trabajadores, de las comunidades y de la sociedad en general. Las prácticas y políticas positivas de las compañías tienen un impacto muy favorable en la calidad de vida de la población.
La situación social y ambiental actual supone una gran responsabilidad para las empresas. Y es que la industria, a lo largo de su historia, ha impuesto prácticas que han repercutido en la precariedad laboral y en la contaminación ambiental. El panorama ahora es distinto: es necesario que las empresas sean socialmente responsables y guíen su comportamiento hacia el beneficio para la sociedad.
La llamada responsabilidad social empresarial se refiere a acciones concretas y medibles que tengan como propósito promover el desarrollo social, económico y ambiental, más allá de generar ingresos económicos o cumplir con las obligaciones legales. Todo esto supone un compromiso voluntario por parte de cada empresa, el cual demuestra una formidable y necesaria ética empresarial.
Es necesario tener en cuenta ciertos criterios para determinar si una empresa es socialmente responsable o no. Algunos de ellos son el respeto hacia los derechos humanos, la creación de condiciones laborales adecuadas, la transparencia, las prácticas de producción sostenibles y la implementación de programas sociales. Estos aspectos generalmente son los mínimos requeridos para que una empresa cumpla su responsabilidad social.
Ejemplos de responsabilidad social empresarial
Existen diversos entes dedicados a medir los niveles de responsabilidad social en cada compañía. Merco Responsabilidad ESG es uno de ellos, y cuenta con un top Empresas Socialmente Responsables en los países hispanohablantes. Una de las compañías con mayor relevancia dentro del top es el Grupo Herdez, líder en el sector alimentario mexicano. No por nada se encuentra entre las primeras 10 posiciones del top 50, según Merco Responsabilidad ESG.
Entre algunas de las razones que destacan al Grupo Herdez se encuentran las iniciativas Semillero Nutrisa (para capacitar a las mujeres emprendedoras) y Fundación Herdez (para apoyar a las familias de clase baja mediante paquetes de alimentos). Han implementado, además, prácticas para reciclar sus residuos y reducir las emisiones de CO2.
En un ámbito más global vale la pena destacar a Google, quien no solo es un gigante de la tecnología, sino una empresa socialmente responsable. Cuentan con programas sociales para capacitar a personas de todo el mundo, en aspectos relacionados con el mundo digital (como programación o marketing). Asimismo, sus oficinas operan con energía renovable y son donantes constantes a diversas fundaciones sin ánimo de lucro.
Unilever, una multinacional con marcas de renombre como Dove, Hellmann’s o Knorr, ha mostrado un gran compromiso con la salud, el impacto ambiental y la calidad de vida, todo enmarcado en su Plan Unilever para una Vida Sostenible. Actualmente, sus esfuerzos en investigación y desarrollo se ven orientados hacia los objetivos de este plan, y los frutos se notan en el uso de detergentes biodegradables y envases reciclables, entre otros.
El rol de las empresas socialmente responsables
La responsabilidad social empresarial está más vigente que nunca. Son necesarios grandes cambios para mejorar la calidad de vida de las personas y combatir la contaminación ambiental, y deben ser las empresas (sobre todo las grandes compañías) las que impulsen tales cambios. Mientras más empresas ven la importancia de la responsabilidad social, más se promueve el desarrollo sostenible y humano.
Es necesario que las compañías optimicen sus prácticas productivas para evitar el deterioro del medio ambiente, y deben también implementar programar para reducirlo. Asimismo, las políticas empresariales éticas son indispensables para asegurar la calidad de vida no solo de sus empleados, sino de las comunidades donde trabajan y del gran público consumidor en general.
Ser socialmente responsable, incluso, da una ventaja competitiva, pues el cliente moderno prefiere comprar a marcas que hayan demostrado ser éticas, sostenibles y responsables. Esto es algo que no solo beneficia a las empresas socialmente responsables, sino que empuja a los competidores a que también implementen prácticas y políticas orientadas a la mejora de la sociedad.
