La principal preocupación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es lograr un acceso asequible y adecuado a la atención primaria en todas las comunidades del mundo.
Una parte clave de este plan es asegurarse de que los servicios nacionales de salud de todo el mundo promuevan directrices de salud correctas y útiles para el uso de los profesionales de la salud y del público por igual.
A principios de este año, un informe de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que, en los últimos tres años, los niveles de hambre en el mundo se han mantenido en niveles preocupantes, mientras que, por el contrario, la obesidad ha seguido aumentando.
El informe de la ONU indica que en 2018 había 821 millones de personas crónicamente desnutridas en el mundo. Esta cifra representa un fuerte aumento con respecto al ya preocupante número de casos de subnutrición -811 millones- en 2017.
Además, señala que, también el año pasado, «se calcula que 40 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso», y añade que «el aumento de la prevalencia de la obesidad entre 2000 y 2016 ha sido incluso más rápido que el del sobrepeso».
Ahora, la OMS ha publicado su propio informe en el que insta a los servicios de salud de todo el mundo a hacer de la nutrición una prioridad absoluta.
«A fin de proporcionar servicios de salud de calidad y lograr la Cobertura Sanitaria Universal, la nutrición debe ser una de las piedras angulares de los paquetes de salud esenciales», subraya la Dra. Naoko Yamamoto, que es Subdirectora General de la OMS.
«También necesitamos mejores entornos alimentarios, que permitan a todas las personas consumir dietas saludables», continúa diciendo.
Tomar medidas para luchar contra el hambre y la obesidad
En el documento recientemente publicado, los testaferros de la OMS señalan que los paquetes de salud esenciales deben garantizar que una persona reciba la mejor atención médica y orientación posible en relación con la nutrición en cada etapa de su vida.
Al mismo tiempo, sin embargo, especifica que cada país debe averiguar qué cambios e intervenciones beneficiarían más a su población.
En el informe se formulan las siguientes recomendaciones para las intervenciones de nutrición críticas:
- Suministrar suplementos diarios de hierro y ácido fólico a las mujeres embarazadas como parte de la atención prenatal.
- Retraso en el clampeo del cordón umbilical, no antes de 1 minuto después del nacimiento, para reducir el riesgo de deficiencia de hierro, enterocolitis necrotizante y sangrado cerebral en el recién nacido.
- Promover y apoyar la lactancia materna.
- Proporcionar asesoramiento dietético preciso, incluida la sugerencia de reducir la ingesta de azúcares libres a lo largo de la vida, y reducir la ingesta de sal para reducir el riesgo de problemas cardiovasculares.
El informe de la OMS también hace hincapié en que las intervenciones nutricionales son imprescindibles para abordar los problemas recientes que el informe de las Naciones Unidas también identificó a principios de este año.
Aunque sus autores observan algunos progresos en términos de salud nutricional en todo el mundo -como la disminución mundial del retraso en el crecimiento (que ocurre cuando los niños no crecen tanto como deberían para su edad) entre 1990 y 2018- también advierten sobre las tendencias al alza tanto de la obesidad como de la malnutrición.
Ellos escriben:
«Entre los adultos, los datos más recientes disponibles a partir de 2014 indican que 462 millones tienen un peso inferior al normal, mientras que 1.900 millones tienen sobrepeso, y 600 millones de ellos (o aproximadamente el 13% de la población mundial, una tasa que se duplicó entre 1980 y 2014) son obesos. El sobrepeso, la obesidad y la diabetes en adultos están aumentando en casi todas las regiones y países».
Según estimaciones recientes, si las naciones del mundo invirtieran en intervenciones de nutrición, podrían salvar hasta 3,7 millones de vidas para 2025.
Para ese año, la OMS ha establecido importantes objetivos de salud a nivel mundial, entre los que se incluyen reducir en un 40% el número de niños pequeños con retraso en el crecimiento, reducir en un 50% la anemia en las mujeres en edad de procrear y no aumentar el sobrepeso en la infancia.
Con este fin, el nuevo informe sostiene que tanto el público como los responsables políticos nacionales e internacionales deben unirse para apoyar mejores políticas y acciones relacionadas con la nutrición.