La intolerancia a la lactosa es una de las afecciones gastrointestinales más comunes que se pueden desarrollar, pero no afecta a todos por igual.
Sus síntomas y causas deben ser identificados para poder tratarla de forma efectiva. En este post te contamos todo lo que necesitas saber respecto a este tema, comenzando por definir Qué es la lactosa y cómo puede llegar a afectar la salud.
Lactosa, un azúcar que puede causar padecimientos
La lactosa es un tipo de azúcar que está contenido de manera natural y forma parte original de la composición de la leche animal, consumidas por el humano de forma regular como las de ganado vacuno, bovino, ovino y caprino, así como en los productos lácteos derivados de ellas.
Para poder ser digerida sin causar daño, el cuerpo debe poner en funcionamiento la lactasa, una enzima producida en el intestino delgado que la descompone de manera efectiva.
¿Cómo saber si se sufre intolerancia a la lactosa?
Cuando una persona es intolerante a la lactosa esto se pone de manifiesto a través de distintos síntomas, muchos aparecen pocas horas después de haber ingerido los alimentos que la contienen.
Los síntomas pueden variar de una persona a otra, siendo leves, moderados o agudos, según la cantidad de lactosa que haya consumido; los síntomas más comunes son:
- Distensión o hinchazón abdominal, aumentando de forma notoria el volumen abdominal de la persona, en algunos casos se nota en la parte media o baja, en otros es posible que afecte toda la zona abdominal, llegando a ser muy incómodo y hasta doloroso.
- Movimientos intestinales irregulares, acelerándolos de manera continua, lo que conlleva a la producción de ruidos sordos, episodios de diarrea y acumulación de gases.
- Gases, produciendo gran cantidad de flatulencias y eructos ya que al el estómago y el intestino se les dificulta su expulsión, siendo molesto y doloroso, colaborando así en aumentar la distensión abdominal y llegando a producir incluso náuseas y reflujo gastroesofágico.
- Evacuaciones frecuentes, es uno de los síntomas más molestos, las mismas llegan a ser muy líquidas y explosivas a causa de los gases acumulados en el intestino, puede tener olor más purulento y ácido a lo común, y ser intermitente, presentándose luego de otras comidas, hasta que la lactosa es eliminada por completo del organismo.
- Náuseas, provocadas por la sensación de llenura y la acumulación de gases, se presentan frecuentemente, en ocasiones conllevando a los pacientes a vomitar.
- Dolor abdominal, este puede ser a distintas intensidades, darse en todo el abdomen o localizarse en sus partes medias y bajas, comúnmente se acompaña de cólicos antes de expulsar flatulencias o evacuar.
Malabsorción, la causas de la intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es originada por la malabsorción de lactosa por la poca producción de lactasa. La lactosa que no se digiere queda intacta, pasando al colon, donde las bacterias contenidas en él la descomponen, generando gases y fluidos adicionales a los propios de los procesos digestivos.
Algunas lesiones al intestino delgado a causa de infecciones recurrentes, tratamientos o enfermedades que disminuyen su funcionalidad y buen estado causan que se produzca menos lactasa, volviendo a las personas más sensibles a desarrollar intolerancia a la lactosa.
4 curiosidades sobre la intolerancia a la lactosa
- La intolerancia a la lactosa es tratable, basta con regular la dieta, incluir productos como Kaiku Sin Lactosa para evitar agudizar el problema.
- Las enzimas digestivas de lactasa de origen farmacéutico ayudan a que quienes padecen de intolerancia a la lactosa a mermar su afecciones al consumir lácteos.
- Los bebés producen mayores cantidades de enzimas de lactasa que los adultos, a excepción de los prematuros que pueden presentar deficiencia en ello.
- Las personas de raza blanca son menos propensas a desarrollar intolerancia a la lactosa que las personas de otras razas por razones genéticas.