El jamón serrano es uno de los ingredientes más exquisitos que podemos consumir dentro del catálogo de los productos curados. Existen muchas pautas que debemos considerar para elegir el mejor y aquí mencionaremos algunas de las más relevantes.
El jamón serrano se ha ganado el puesto dentro de muchas celebraciones y despensas, donde disfruta de un sitio de honor. Esto se debe a que es poseedor de un exquisito sabor, siendo preferible consumirlo solo, pero sin perder las posibilidades de unirlo a otros ingredientes para elaborar una gran variedad de platos.
Para realizar la elección del mejor jamón, una buena alternativa es el jamón serrano reserva debido a que se asegura que la pieza ha pasado por un tiempo mínimo de curación de 14 meses, lo que ofrece la seguridad de disponer de los sabores más pronunciados que se pueden encontrar en una pieza semejante.
Pero además es necesario advertir que todo este tiempo el producto es cuidado a través del uso de herramientas y procedimientos tradicionales, cuidando en todo momento que las características del entorno y de quienes realizan su manipulación, cumplan con las condiciones de seguridad establecidas para mantener la alta calidad que es bien conocida.
Naturaleza desde la crianza
Uno de los principales aspectos que dominan y permiten conseguir jamones serranos de alta calidad es el proceso de crianza. Desde que los animales se incorporan al área de crianza, se asegura que los mismos disfruten de un entorno de libertad, lo que les facilita moverse a libre demanda para crecer y engordar.
Por otro lado, todo el entorno se mantiene en las mejores condiciones para que puedan consumir sus alimentos desde allí mismo, sin necesidad de apostar por alimentos de fábricas que terminan por afectar en el comportamiento del organismo del propio animal y, por ende, en el de las piezas de jamón.
El estilo de vida en libertad asegurando las mejores condiciones es lo que permite, junto con el proceso de curación, poder obtener dichas piezas. No se trata de una carrera contra el tiempo, de lo que se trata es de asegurar que cada unidad que salga a la venta cumpla con los estándares establecidos según la tradición.
Otras condiciones de los jamones
Ya que hemos revisado lo referente a la crianza y a la curación, que podrían considerarse los aspectos más importantes, vale la pena enfocarse también en otros aspectos que aumentan mucho más el nivel de calidad que ofrecen:
- Componentes nutricionales: los componentes del jamón serrano afianzan aún más que se trata de un alimento muy bueno para el consumo, porque además de su exquisito sabor, también posee proteínas. Es necesario considerar que no cuenta con hidratos de carbono, pero sí con sal y algo de grasa.
- Sin conservantes: muchos productos de venta en el mercado utilizan los conservantes a propósito para asegurar que no se maltraten con el tiempo. Sin embargo, aquí la clave para obtener esto es la curación, y ya hemos visto que ocupa poco más de 1 año.
- Sin lactosa, ni gluten: estos jamones no cuentan dentro de su composición con ningún añadido, ni para mejorar el sabor ni para ningún otro objetivo. Esto facilita que su consumo esté permitido para personas que sufren de complicaciones de salud y que ven restringido el acceso a otro tipo de alimentos, como sucede en el caso de los celíacos, por ejemplo.
El jamón serrano puede durar un buen tiempo si se toman las medidas recomendadas por parte de los especialistas como mantenerlo en una temperatura que vaya de 5º a 22º C. Sin embargo, el consumo es recomendable hacerlo a temperatura ambiente porque así mantendrá el mejor sabor. Por otro lado, si la pieza se abre pero no se consume en su totalidad en ese momento, lo mejor es cubrirla con su propia grasa para que se mantenga en óptimas condiciones. Con todo esto, se podrá disfrutar cada día como si fuese el primero.