Cuando se habla piel atópica (también llamada dermatitis atópica) se engloba a un conjunto de enfermedades o condiciones crónicas que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Sin distingo de edad, condición de salud o estilo de vida.
La piel atopica se caracteriza por picor, irritación, descamación, inflamación y sequedad. Aunque la etiología de este conjunto de patologías sigue siendo incierta, las investigaciones indican que algunos elementos, como el clima, el estrés, los alérgenos y la herencia o genética, pueden precipitar la afección o exacerbar sus síntomas.
Afortunadamente, puede prevenirse o reducirse su incidencia con determinadas actuaciones o conductas. En este artículo se hablará de las estrategias para mejorar los síntomas de la piel atópica.
1.- Atención a los desencadenantes
La piel atópica o dermatitis atópica es una condición crónica. Es decir, no se cura, peor es posible aliviar los síntomas hasta hacerlos desaparecer. Aunque estos pueden volver con los llamados desencadenantes.
Un dermatólogo es quien puede diagnosticar y determinar las causas que empeoran la aparición de las lesiones. La piel seca, descamaciones, ronchas e irritaciones suelen presentarse con alergias a alimentos, jabones, contaminación ambiental o estrés.
Por eso hay que evitar, en la medida de lo posible, comer aquello que causa alergia, tratar de mantener a raya el estrés y utilizar una loción que alivie y desaparezca los síntomas. El laboratorio Bioderma ha desarrollado Bioderma Atoderm, una línea completa para la piel atópica y sus diferentes modalidades.
2.- Hidratación y más hidratación
Mantener una hidratación adecuada es crucial para evitar la dermatitis atópica. Esto significa usar loción y tomar mucha agua a lo largo del día. ¿Por qué? Porque la piel seca es más propensa a la irritación, la descamación, las lesiones y el picor. Si se mantiene una piel hidratada con las cremas y jabones de Bioderma los síntomas de la enfermedad pueden controlarse.
Es fundamental utilizar una crema hidratante adecuada, sobre todo en piel atopica niños porque estas son más sensibles y delicadas. De acuerdo a cada caso hay productos para ayudar a sellar la humedad en la dermis y la epidermis. Es preferible aplicarla tras el baño y cuando la piel aún esté húmeda para que se absorba mejor.
3.- Usar la ropa adecuada
Es importante vestir adecuadamente para evitar las lesiones de la dermatitis atópica. Las prendas demasiado ajustadas o de fabricación sintética puede agravar la enfermedad y exacerbar los síntomas
Lo recomendado es optar por prendas holgadas compuestas de materiales naturales transpirables y suaves como el algodón. Por otra parte, es conveniente usar mangas largas para el frío y evitar que el sol queme la piel. Tanto el calor como el frío agravan la dermatitis.
4.- La limpieza
Otra estrategia importante para evitar la exacerbación de la dermatitis atópica es mantener todos los ambientes limpios. Las partículas de polvo, los ácaros y otros residuos pueden agravar la irritación de la piel y ayudar a que se produzca la irritación y otras lesiones.
Por ello, es fundamental limpiar la casa a menudo, incluidos los muebles, las cortinas y las alfombras. Aspirar a diario y pasar un paño húmedo todas las semanas ayuda a mantener la piel sana. Además, es imprescindible lavar periódicamente la ropa de cama cada 7 días, preferiblemente con agua caliente, para eliminar las bacterias y los ácaros del polvo.
5.- Mantener el estrés a raya
Una de las causas frecuentes que desencadena la dermatitis atópica es el estrés. Puede agravar los síntomas de la enfermedad y dificultar su tratamiento. Por consiguiente, es primordial minimizar lo que inquiete al paciente en la medida de lo posible.
Las técnicas de relajación, caminar, practicar algún deporte, hacer manualidades, leer, escuchar música o tener un pasatiempo pueden ayudar a conseguirlo. Reducir el estrés significa mejorar la salud general. Es primordial asegurarse de dormir lo suficiente y mantener un horario de sueño regular.
6.- Ir al dermatólogo
Esto es fundamental. Acudir al médico dos veces al año para estudiar el progreso y el control de la enfermedad es vital. Además, el dermatólogo está al tanto de los nuevos tratamientos que salen al mercado y su pertinencia para cada caso.
