El ‘sorpasso’ en cifras: cómo se fraguó la inversión de roles
En la década de los noventa, mientras la mortalidad por tumores mamarios iniciaba un ligero descenso gracias a la generalización de las mamografías y la mejora terapéutica, las defunciones femeninas por cáncer de pulmón crecían sin pausa. La explicación se encuentra —en gran medida— en el repunte del tabaquismo entre las mujeres nacidas en los años sesenta y setenta: la Encuesta Nacional de Salud ya advertía que la proporción de españolas fumadoras subió del 22,9 % en 1987 al 27,2 % en 1997. Aquella generación alcanza ahora las edades de mayor riesgo oncológico, y la factura se hace visible.
El tabaco hoy: descenso general, herencia persistente
La fotografía de consumo de la última encuesta EDADES (2024) muestra que el hábito diario ha caído hasta el 25,8 % de la población de 15-64 años; la prevalencia es menor en mujeres que en hombres, pero sigue siendo preocupante en el grupo de 45-64 años. En otras palabras: fumamos menos, pero el daño acumulado ya estaba hecho. Además, la aparición de cigarrillos «light» con filtros ventilados, lejos de ser una alternativa inocua, se asocia a un aumento del adenocarcinoma —el subtipo que hoy domina los diagnósticos en mujeres— al favorecer inhalaciones más profundas.
Diagnósticos tardíos y la falta de cribado sistemático
A diferencia del cáncer de mama, que cuenta con programas de detección temprana consolidados en todo el Sistema Nacional de Salud, el pulmón carece de un cribado poblacional financiado. El proyecto piloto CASSANDRA, coordinado por SEOM, ensaya la viabilidad de la tomografía de baja dosis en más de 20 hospitales y 14 comunidades autónomas, pero sus resultados aún tardarán en trasladarse a la práctica clínica rutinaria. Consecuencia: seis de cada diez tumores se diagnostican en estadios avanzados, cuando la cirugía curativa deja de ser una opción.
Un enemigo con sello femenino
El cambio de perfil no se limita al número de casos. Las pacientes llegan de media diez años más jóvenes que los varones y con menor carga tabáquica, lo que apunta a factores biológicos añadidos (hormonas, susceptibilidad genética) y a la exposición pasiva al humo en el entorno doméstico o laboral. La histología dominante es el adenocarcinoma, un subtipo que no requiere un consumo elevado para desarrollarse. Esto complica el mensaje de prevención, porque «poco» tabaco no significa «poco» riesgo.
Qué podemos hacer
- Endurecer la regulación: la Estrategia de Salud Pública 2025-2030 plantea ampliar los espacios sin humo y equiparar los dispositivos electrónicos a la normativa del tabaco convencional.
- Financiar terapias de cesación: solo una de cada dos fumadoras que intenta dejarlo recibe ayuda farmacológica; integrar estos tratamientos en la cartera básica reduciría barreras económicas.
- Generalizar el cribado en grupos de alto riesgo (mayores de 50 años con historial de tabaquismo) tan pronto como el proyecto CASSANDRA confirme coste-eficacia.
- Asegurar coberturas: contratar una compañía aseguradora que incluya chequeos respiratorios anuales y acceso rápido a tomografía de baja dosis puede marcar la diferencia en el pronóstico.
Prevención y equidad
Mientras el tabaquismo femenino continúa su lento descenso, la incidencia de cáncer de pulmón tardará años en reflejarlo. Los expertos calculan que, incluso si ninguna mujer se iniciara hoy en el hábito, la mortalidad seguiría alta durante al menos una década. Por eso la ventana de oportunidad pasa por combinar políticas de control del tabaco, investigación translacional y campañas de sensibilización específicas para mujeres jóvenes, el segmento donde los dispositivos de nicotina sin combustión están ganando terreno.
El nuevo enemigo silencioso no es tan silencioso: habla en cifras que superan las 6600 muertes anuales y en historias personales truncadas. Pero, a diferencia de otros tumores, hasta el 80 % de los casos se podrían evitar eliminando el humo de nuestras vidas. El reto es mayúsculo, sí; también la responsabilidad colectiva. Porque cada cigarrillo que no se enciende hoy es una estadística que no se sumará mañana.
